lunes, 22 de marzo de 2010

CARTA A THEO

Mándame, entonces,
el cadmio,
el cinabrio,
también un bermellón
y un esmeralda,
minio naranja
y amarillo cromo
y ese azul de Prusia
que de prisa
en el sesgo del huerto
se ha quebrado.
Puede ser
un verde Veronés
pero tiene que llegar
antes que tarde,
no morirse de pena el ultramar
en el mar de los malvas declinantes.
sabes que la luz
es siempre pasajera
y el azul de cobalto
va en amores
que no duran ni quedan.
Cromos, pomos,
lacas de rubia sobrias
que no untuosas,
hay todavía luz
y están los huertos
de intensos perales florecidos.
No te olvides
del blanco de titanio.

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